¿Cómo hago para conocerme mejor?
- Entendiendo la variedad de sentimientos que me hacen ser quien soy.
- Prestando atención a los “detonantes” que provocan mis emociones.
- Reconociendo con honestidad mis fortalezas y debilidades.
- Prediciendo (de la mejor manera) las reacciones que tendré a determinadas circunstancias.
No olvidemos que, a pesar de compartir conexiones y temáticas, existen diferencias entre la inteligencia intrapersonal y las inteligencias emocional e interpersonal. La primera es un concepto más amplio popularizado por el psicólogo Daniel Coleman, que también hace énfasis a la regulación de nuestras emociones. La segunda, que además forma parte de la teoría de Gardner, se refiere específicamente a nuestras interacciones con las demás personas y al conocimiento que obtenemos de estas experiencias.
- Ejercicios de respiración, meditación y reflexión.
- Elaboración de diarios personales.
- Establecimiento de metas a corto, mediano y largo plazo.
- Autocrítica / autoevaluación.
A diferencia de otras inteligencias, como la corporal-cinética o la musical, donde la excelencia en un deporte o el dominio de un instrumento son evidentes, los frutos de desarrollar la inteligencia intrapersonal serán visibles (y medibles) en primera instancia por uno mismo. Cambios positivos de autoestima, mayor frecuencia de introspección, sentido del presente y de la realidad, son beneficios que podemos encontrar en nosotros cuando le prestamos suficiente atención a los procesos emocionales de esta inteligencia. En ellos están las claves de quiénes somos en realidad y qué es lo que queremos en la vida.