
Pero, ¿qué entendemos como “inteligencia”? Aunque no existe una versión universalmente aceptada de su definición, según el diccionario de la Real Academia Española, es tanto la “capacidad de entender o comprender”; la “capacidad de resolver problemas”; y las “habilidades, destrezas y experiencias” que tenemos. En resumen, nuestra forma de pensar, analizar, razonar y asimilar información para utilizarla de la mejor forma.
Verbal-lingüística: Facilidad con las palabras y los lenguajes. Aptitudes para la lectura, escritura, contar historias y memorización de palabras y fechas.
Lógico-matemática: Capacidad en actividades que requieran el uso de la lógica, abstracciones, razonamientos, números y pensamiento crítico.
Visual-espacial: Manejo del juicio espacial, habilidades para percibir detalles y visualizar con el ojo de la mente.
Musical: Sensibilidad a sonidos, ritmos, tonos y música. Tendencia a desarrollar “oído absoluto”, a cantar, tocar instrumentos y componer.
Corporal – cinética: Control de los movimientos propios y manejo de objetos con destreza. Destaca el equilibrio, la fuerza, la flexibilidad y la rapidez.
Intrapersonal: Relacionada con introspección y capacidades auto-reflexivas: conocimiento profundo de uno mismo, reconocimiento de fortalezas y debilidades; y capacidad de predecir las reacciones y emociones propias.
Interpersonal: Sensibilidad para percibir los sentimientos, emociones, temperamentos y motivaciones de otros; y la habilidad de cooperar para trabajar como parte de un grupo.
Naturalista: Entendimiento de la información que se encuentra en los entornos naturales, toma de decisiones consecuentes en base al análisis y uso de habilidades de forma productiva para el ambiente.
La teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner cambió la forma en que entendemos nuestra inteligencia y, por extensión, los procedimientos para aprender. Más que restringirnos a los sistemas tradicionales, podemos descubrir métodos alternativos que se ajusten mejor a nuestras aptitudes y necesidades, como las tutorías especializadas.
En un sentido amplio, nos beneficia entender que nuestra “inteligencia” no está definida solamente por los aspectos académicos a los que estamos acostumbrados. Son igual de importantes las habilidades físicas, capacidades afectivas y la relación que establecemos con nuestro entorno y con nosotros mismos.
En siguientes entregas profundizaremos en cada tipo de inteligencia y discutiremos qué actividades son las más apropiadas para potenciar nuestro aprendizaje a través de ellas.