Usar nuestra imaginación para construir fantasías que parecen realidad puede ser visto como una actividad superflua o nada relacionada con el desarrollo de nuestra inteligencia. Sin embargo, al hacerlo estamos poniendo en marcha procesos mentales similares a los que ocurren cuando tratamos de orientarnos con un mapa o cuando trabajamos con diagramas y gráficas. En estos tres casos estamos ejercitando nuestra inteligencia visual-espacial, uno de los ocho tipos propuestos por Howard Gardner en su teoría de las Inteligencias Múltiples.
Desarrollada por artistas, arquitectos, decoradores, pilotos, marinos, geógrafos y guías turísticos, esta inteligencia se refiere a nuestra capacidad para pensar en tres dimensiones con el “ojo de nuestra mente”, así como la destreza para recrear y transformar estas imágenes en el mundo real. También destaca la habilidad para percibir el detalle y sensibilidad al color, la línea, la forma y la relación que existe entre estos elementos en el espacio.
Quienes la ponen en práctica a menudo entienden sobre distancias y movimiento, se orientan en el espacio, tienen “buena mano” para la ilustración y “buen ojo” para el diseño. Sobresalen analizando planos, cuadros y mapas, y en distintas expresiones artísticas. Por esto, esta inteligencia está relacionada con carreras tan diferentes como Arquitectura y Construcción, Bellas Artes, Diseño Gráfico, Turismo, Geografía, Cartografía y Paisajismo.
Aprender mejor con gráficas, mostrar pasión por el dibujo y destreza en la construcción con bloques y masilla son indicativos de una inteligencia visual-espacial cultivada, que puede ser potenciada con facilidad.
Estímulos para desarrollar la inteligencia visual-espacial
-Crear y apreciar obras de arte (ilustraciones, pinturas, esculturas, etc.)
-Jugar con bloques de construcción, masilla, rompecabezas y laberintos.
-Diseñar escenografías y disfraces.
-Crear y analizar cuadros, mapas y gráficos.
-Usar sistemas de memoria para aprender.
-Hacer juegos de imaginación y ejercicios de pensamiento visual.
Es responsabilidad de padres, profesores y tutores comprender el valor que tienen estas actividades en el entrenamiento del “ojo de la mente” de niños, jóvenes, e inclusive del propio. La inteligencia visual-espacial puede ser desarrollada a cualquier edad, como muestran algunos casos donde adultos mayores que se interesan por actividades como la pintura mejoran progresivamente su habilidad para orientarse.
En definitiva, romper con la noción de que soñar despiertos es una pérdida de tiempo abrirá las puertas a la imaginación, a la percepción al detalle y al pulimiento del juicio espacial.
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