En una sociedad donde se prioriza el conocimiento lingüístico y lógico-matemático, la valía de las destrezas físicas tiende a ocupar un segundo lugar. Sin embargo, no podemos obviar su importante contribución no sólo al mantenimiento óptimo del cuerpo, también al desarrollo cognitivo y las habilidades sociales.
Desarrollada por atletas, cirujanos, artesanos, bailarines y escultores (entre otros profesionales), podemos definir este tipo de inteligencia como una “comunión” entre cuerpo y mente, entre forma y fondo, que nos ayuda a perfeccionar nuestro desempeño físico.
La inteligencia corporal-cinética, propuesta por Howard Gardner en su teoría de Inteligencias Múltiples, está directamente relacionada con el cuerpo humano y el movimiento, y, por ende, con nuestra capacidad de equilibrio, fuerza, velocidad y coordinación. Cubre desde los movimientos voluntarios y automáticos, hasta el uso total del cuerpo como una herramienta eficaz. También conecta con nuestra forma de expresar sentimientos y/o ideas, pues, a través de nuestras manos y otras partes del cuerpo, podemos transformar elementos.
No es de extrañar que las personas que cultivan esta inteligencia destacan en actividades deportivas, danza, expresión corporal, trabajos de construcción y ensamblaje de instrumentos. No olvidemos que otra expresión de la inteligencia corporal-cinética la encontramos en los movimientos pequeños, donde sobresalen joyeros, mecánicos, trabajadores manuales, artesanos y otros profesionales que necesiten mayor control y precisión en sus acciones.
Es importante tener presente que, como nos recuerda esta inteligencia, nuestro cuerpo es la principal herramienta que tenemos. Dependemos de él y de su buen funcionamiento para ser productivos. Por esto, consejos como llevar una vida sin vicios, alimentarse adecuadamente y hacer ejercicio constante no deben ser replicados como un acto de moda o de vanidad. Al hacerlos, estamos velando por mantener nuestro instrumento en un estado sano y con la energía necesaria para enfrentar las tareas del día a día.
- Manualidades y bisutería.
- Creación de esculturas.
- Juegos de gestos y mímicas.
- Rutinas de gimnasia y aeróbicos.
- Análisis de lenguajes corporales.
- Deportes.
- Bailes.
- Movimientos creativos.
- Ejercicios físicos y de relajación.